lunes, 12 de abril de 2010

Los Abuelos como educadores

Las necesidades de la vida moderna, ha hecho que hayan desaparecido, sobre todo en las grandes ciudades, las tradicionales familias extensas, en las que los abuelos desempeñan una importante función. Hoy, sólo los padres y los hijos están en el hogar. Cuando los abuelos viven en la misma ciudad, se debe cultivar su relación y trato con asiduidad para evitar que desaparezca por la permanente falta de tiempo para todo. Pero la vida familiar se queda sin algo cuando no se cuenta con los abuelos. Su presencia, nos hace tomar conciencia de nuestras raíces.

Muchos de los abuelos que participan en la vida de sus hijos y nietos, son distintos de los abuelos de antes. Se mantienen en forma, y al estar jubilados y ya sin la responsabilidad de sus hijos en casa, disponen de todo el tiempo del mundo y necesitan recibir y dar afecto. Estos abuelos “activos”, deben ser capaces de interesarse por lo que sucede y por los proyectos de vida de los hijos, los cuales, hoy en día, la mayoría están trabajando ambos cónyuges y no siempre tienen el tiempo que quisieran para dedicar a la familia y a los hijos. Este es uno de los problemas que también hay hoy en día. Han cambiado los parámetros de valoración, se tienen menos hijos porque no es conveniente o como dicen algunos “cuestan mucho dinero”, cuando en realidad se busca un mayor “bienestar”.

Todos los estudios realizados hasta ahora, nos indican que las relaciones entre abuelos y nietos se perciben como muy satisfactoria por ambos miembros. La experiencia de los abuelos, fascina al niño, ayudándole a relacionar pasado y presente, dándole seguridad y equilibrio. Cuando son pequeños, idealizan a los abuelos, y según van creciendo, se establece una relación más igualitaria. Con lo cual, los abuelos pasan a tener un papel complementario en la educación.

Pero para que los abuelos sepan ayudar dentro del ámbito familiar, es necesaria una condición: prestar su ayuda sólo y cuando es preciso, y cuando se le pide. La cuestión está en cómo encarar las dificultades que se producen en la relación familiar, cuando superprotejen al niño para ganarse su afecto, convirtiéndole en un ser débil y caprichoso, evitándole problemas y dificultades. O también, cuando se presentan como buenos y comprensivos, adquiriendo así los padres el papel de malos.
Cuando los abuelos además, tienen que compartir la casa con los hijos, la convivencia puede resultar aún más difícil. En este caso, los abuelos han de esforzarse en pensar más en los demás, en eliminar su protagonismo, silenciando sus arranques de autoridad, porque ya están los jefes de familia – los padres- para ejercerla, tratando de servir al máximo y de que se note lo mínimo. No deben criticar la conducta de los padres ni tratar de dirigir a los nietos, no deben pretender ser indispensables. No deben hacerse los mártires para llamar la atención, ni desautorizar a los padres en las decisiones o castigos que tengan que tomar en relación a sus hijos.

Los abuelos no deben interferir en el esfuerzo educativo de los padres, el que estos sean los encargados de educar, no les excluye, sino que deben respaldar las normas que los padres mantienen en su labor educativa, sin necesidad de renunciar a su propio estilo. Acompañar y estar, requiere un gran cuidado.

La familia, es “una comunidad de amor y solidaridad”, y los miembros de la familia, están implicados en proporcionar apoyo mutuo. Y esto también implica a los hijos y nietos, respecto a los padres y abuelos. Cuando hay una incapacidad, mala salud o simplemente, tristeza, hay que dar el apoyo que sólo la familia puede dar. Las relaciones intergeneracionales, suelen ser la fuente más frecuente de apoyo social para los adultos según se aproximan a edades avanzadas. A pesar de vivir rodeados de familiares, podemos sentirnos solos, deprimidos, lo que influye también en el ambiente familiar.

Tiene que haber un feed-back, es decir, al igual que se recibe, hay que dar. El enriquecimiento puede ser inmenso. El amor, es el lazo familiar que une a los miembros de una familia. Si la familia fuera un invento social como algunos dicen, se reduciría a un conjunto de acciones realizadas por un conjunto de seres humanos, pero hay algo más en ella de lo que imagina esa visión exclusivamente social.
Abuelos, padres y nietos, pertenecen a épocas históricas diferentes. Tres generaciones que deben aprender a vivir y a relacionarse. Los hijos, chocan más con los padres que con los abuelos. En cualquier caso, a pesar del caudal de experiencia de que disponen los abuelos, aprendemos más de nuestra propia experiencia, y para que puedan ayudar en el ámbito familiar, como hemos dicho al principio, deberán prestar su ayuda sólo y cuando es preciso y cuando la ayuda es requerida, y hacerlo…con todo el amor.

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