lunes, 12 de abril de 2010

Conciliación de la vida personal, laboral y Familiar

Dentro de la Política Familiar. El aspecto laboral constituye una parte fundamental para conseguir un adecuado desarrollo en la vida familiar, por lo que representa el trabajo remunerado como principal base de sostenimiento a las familias.

Con la masiva incorporación de la mujer al mundo laboral, la reestructuración de la vida social ha motivado que se planteen nuevas situaciones para poder conseguir la correcta conciliación de la vida laboral y familiar, “ya sea en servicios externos de apoyo destinados a las familias (como guarderías infantiles, cuidados a domicilio, etc.), ya sea en reducciones de la jornada laboral que permitan a los propios interesados disponer de más tiempo con el fin de prodigar ellos mismos las atenciones o cuidados que requieren algunos de sus familiares dependientes”.

Pero donde más se nota la necesidad de esta conciliación laboral-familiar es en el cuidado de los hijos y a los servicios para atender a los niños menores de tres años durante la jornada laboral. Algunos autores se refieren a ello como “tratar de conseguir la mejor integración entre la esfera productiva y la reproductiva”.
Todas estas medidas tienen por objetivo el lograr una mayor flexibilidad dentro del mercado laboral, en la organización de los tiempos de trabajo para que hombres y mujeres puedan hacer frente a sus responsabilidades familiares, en las mejores condiciones posibles.

Dentro del mercado laboral, la mayoría de estas medidas de conciliación, se expresan en forma de tiempo, como son los “permisos y excelencias laborales, medidas mixtas de política laboral y familiar, que están directamente relacionadas con la natalidad ya que su objetivo es atender el nacimiento y crianza de los hijos”.

Las medidas más comunes son: los permisos de maternidad (tiempo al que tiene derecho la mujer para atender al hijo recién nacido, además del derecho que tiene a recuperar la salud para estar en condiciones de volver al trabajo), las licencias de paternidad (tiempo al que tiene derecho el varón por el nacimiento de su hijo), las licencias por razones familiares (tiempo que puede solicitar el progenitor para atender a un familiar enfermo) y los permisos o excedencias parentales (excedencias laborales solicitadas por ambos padres para el cuidado de los hijos en edad preescolar). Este reconocimiento social de la paternidad y maternidad, constituyen uno de los fundamentos de la política familiar. Es imprescindible la implantación de medidas que la favorezcan, y que afectan principalmente a las mujeres.


Con independencia de la situación laboral de la mujer, la asignación tradicional de roles de género ha permanecido. Esto ha dado lugar a la asunción de una doble jornada por parte de la mujer. Con el fin de paliar esta situación es necesario un reparto más equitativo de responsabilidades entre mujeres y hombres. A pesar de todo ello, los hombres no han aumentado su cuota de responsabilidad en la esfera personal y las mujeres siguen soportando esa doble carga.

Desde la empresa se percibe el conflicto como algo ajeno y como una amenaza potencial al rendimiento. Facilitar la conciliación se considera un coste que la empresa no está dispuesta a asumir.

Algunas empresas europeas están cambiando la tendencia y han empezado a aplicar medidas que favorecen una mejor conciliación entre trabajo y vida personal. El éxito de estos programas radica en su universalización, su aplicación tanto a trabajadoras como a trabajadores, ya que su finalidad es promover la igualdad de género. Si estas medidas se destinan sólo a las mujeres, perpetuarán los problemas y las empresas seguirán percibiendo que contratar a una mujer es más costoso.

La conciliación de la vida personal, familiar y laboral responde a la necesidad de resolver este conflicto que afecta a las personas, a las empresas, a la familia y a todo el entorno social. Una actitud sensible de las organizaciones hacia este problema supone el desarrollo de una nueva cultura de organización

La conciliación es un conjunto de acciones sociales, institucionales y empresariales cuyo objetivo es el desarrollo de una sociedad más igualitaria y justa. Es un modo de organizar el entorno laboral que facilita a hombres y mujeres la realización del trabajo y de sus responsabilidades personales y familiares. Conciliar no supone trabajar menos, sino de forma distinta.

Los poderes públicos han tenido un papel prioritario en la potenciación de la igualdad entre hombres y mujeres, impulsando políticas de fomento del empleo y promulgando leyes que establecen medidas de conciliación. Pero en numerosas ocasiones estas políticas han perdido su carácter universal convirtiéndose en políticas para la mujer, diluyéndose el efecto impulsor de la igualdad.

La Ley 39/99 de medidas de conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras ha supuesto un importante avance, pero tiene muchas lagunas que impiden una efectiva conciliación y la asunción de responsabilidades familiares por parte de los hombres.

Un aspecto muy importante para cambiar esta tendencia es el de la sensibilización y educación de la igualdad, el reparto de responsabilidades y la conciliación desde el entorno escolar para cambiar las actitudes y paradigmas de las nuevas generaciones.

La conciliación es necesaria porque el número de madres que trabajan ha aumentado, y porque los padres tienen el derecho y la responsabilidad de la atención de sus hijos e hijas, ya que es necesario encontrar soluciones que permitan a mujeres y hombres repartir y compartir las obligaciones y aspectos de la vida familiar.

El vínculo con la familia reside no en el número de horas que se pase con ella, sino en la calidad y en la presencia total cuando se está con ella.

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